1 dic 2013

ESPIRITUALIDAD CATÓLICA. La Cripta de los Mártires de Teruel


P. Jorge Teulón. 7 de marzo de 1939. Finalizada la guerra, los diocesanos de Teruel, enterados de los sucesos martiriales a los que fue sometido su Obispo viajaron hasta Pont de Molins (Girona), para recoger su cuerpo. El 3 de marzo fueron exhumados, de la fosa común en la que descansaban los mártires, en el cementerio local. Vía Barcelona y Zaragoza, el Obispo Polanco y su Vicario General, fueron sepultados en la capilla de Santa Emerenciana, en la catedral de Teruel, el 6 de marzo de 1939. Ante la tumba del Padre Polanco siempre hubo flores.

En 1950, el obispo sucesor de fray Anselmo Polanco, el franciscano fray León Villuendas, abrió la causa de canonización de los dos siervos de Dios. En 1952 el proceso entró en la Congregación de Ritos. En 1994, el Beato Juan Pablo II aprobó el proceso del martirio de los dos fieles compañeros y los beatificó el 1 de octubre de 1995.

La catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel, es una de las construcciones más características del mudéjar en España, y una de las escasas catedrales, junto con la de Tarazona, construida en este estilo. La Cripta de los Mártires fue construida a finales del siglo XVI, como panteón de obispos y canónigos. Quedó totalmente restaurada a finales del siglo XX. Allí permanecieron hasta después de su beatificación, cuando fueron depositados en la cripta bajo el altar mayor, el 7 de febrero de 1996.


Un lienzo, obra del pintor aragonés Agustín Alegre, representa a los beatos Anselmo Polanco y Felipe Ripoll y recuerda las circunstancias de su martirio. La inscripción del altar reza: “Juntos hasta dar la vida por amor”.

Beato Felipe Ripoll Morata

Nació en Teruel el 14 de septiembre de 1878. Recibió el bautismo el mismo día de su nacimiento. Fueron sus padres Alejandro, peón caminero, e Inés, pobres en bienes materiales, pero ricos en los del espíritu. De niño tenía que recorrer diez kilómetros para ir al colegio. Era la distancia que había desde su vivienda a la ciudad. Estudió en el Seminario Conciliar de Teruel y fue ordenado sacerdote el 29 de marzo de 1901. Su nombramiento de profesor de los seminaristas, dadas sus buenas cualidades, le permitió continuar sus estudios de Teología. Diez años más tarde fue nombrado canónigo y Rector del Seminario. Le atraía la Compañía de Jesús y durante dos años vivió con los Jesuitas, pero al resentirse su salud, regresó a la diócesis. Siguió unos años entregado al apostolado seglar, promovió las vocaciones sacerdotales y religiosas, ejerció su apostolado social en el Círculo de Obreros Católicos y dedicó mucho tiempo a la dirección espiritual. El 4 de noviembre de 1935, el Obispo Anselmo Polanco, recién llegado a la diócesis, lo nombró Vicario General. Su fidelidad al Obispo fue extraordinaria, permaneciendo con él como un hermano hasta la muerte.


Desde el principio del verano de 2012 se han fomentado las peregrinaciones a la Cripta de los Beatos Mártires Padre Polanco y Felipe Ripoll. Ha sido visitada por la Parroquia del Buen Suceso de Madrid, la Parroquia de San Miguel de Zaragoza, la Vicaria I de la Archidiócesis de Zaragoza… Bajo estas líneas, en la foto, un grupo de jóvenes de Terrassa, de entre 15 y 18 años, con sus monitores, todos ellos militantes de Acción Católica y acompañados del sacerdote consiliario José Monfort.


Publicado en Religión en Libertad.

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